Este día nublado invita al odio,
predispone a estar triste sin motivo,
a insistir por capricho en el dolor.
Y sin embargo el viento, y esta lluvia,
suenan hoy en mi alma de una forma
que a mí mismo me asombra, y hallo paz
en las cosas que ayer me perturbaban,
y hasta el negro del cielo me parece
un hermoso color.
Cuando no soportamos la tristeza,
a menudo nos salva una alegría
que nace de sí misma sin motivo,
y esa dicha es tan rara, y es tan pura,
como la flor que crece sobre el agua:
sin raíz ni cuidados que atenúen
nuestro limpio estupor.
Qué maravilla de poema!!
ResponderEliminarMil gracias por traerlo.
(y gracias a Alfonso Brezmes por mostrarme el camino)
Gracias a ti, Joselita
ResponderEliminarUn blog lleno de belleza, lleno de grandes. Me quedo a disfrutarlo.
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